27 jul 2011

"El diablo es homosexual" por E. Galeano


En la Europa del Renacimiento, el fuego era el destino que merecían los hijos del infierno, que del fuego venían. Inglaterra castigaba con muerte horrorosa a quienes hubiesen tenido relaciones con animales, judíos o personas de su
mismo sexo.

Salvo en los reinos de los aztecas y de los incas, los homosexuales eran libres en América. El conquistador Vasco Núñez de Balboa arrojó a los perros hambrientos a los indios que practicaban esta anormalidad con toda normalidad. Él creía que la homosexualidad era contagiosa. Cinco siglos después, escuché decir lo mismo al arzobispo de Montevideo.

El historiador Richard Nixon sabía que este vicio era fatal para la civilización:

– ¿Ustedes saben lo que pasó con los griegos? ¡La homosexualidad los destruyó! Seguro. Aristóteles era homo. Todos lo sabemos. Y también Sócrates. ¿Y ustedes saben lo que pasó con los romanos? Los últimos seis emperadores eran maricones...

El civilizador era Adolf Hitler había tomado drásticas medidas para salvar a Alemania de este peligro. Los generados culpables de aberrante delito contra la naturaleza fueron obligados a portar un triángulo rosado. ¿Cuántos murieron en los campos de concentración? Nunca se supo.

En el año 2001, el gobierno alemán resolvió rectificar la exclusión de los homosexuales entre las víctimas del holocausto. Más de medio siglo demoró en corregir la omisión.

Galeano, E. (2008). Espejos: Una historia casi universal. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

1 comentario:

  1. "¿Ustedes saben lo que pasó con los griegos? ¡La homosexualidad los destruyó!"

    Ergo: los homosexuales han sido los más grandes chivos expiatorios de la historia de occidente.

    ^_^

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